¡GRACIAS por enseñarnos a VIVIR!
GRACIAS Oscar por tu cercanía, tu sensibilidad increíble para la música, por tantos ratos musicales juntos con Amada en el hospi, por tu sentido del humor para reírte de ti mismo y de tu enfermedad, por tu fortaleza y coraje demostrados, todo un ejemplo de lucha y persistencia. Supiste estrujar la vida sacándole todo su jugo hasta el último segundo. Amigo, compañero de pupitre, “el guaperas del pabellón”: ¡no te has ido porque estás en nuestros corazones!
¡¡Gracias por enseñarnos a VIVIR!!
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